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VOLVIÓ A SER NIÑA

POR: TEODORO COUTTOLENC

(IN MEMORIAM)

 

Y volvió a ser niña.

Nuevamente vivió el primer rubor,

hasta sentir el primer dolor, el dolor de niña.

 

Ella volvió a ser niña.

Alegre, con el suéter

azul y la sonrisa pícara,

remontó el camino de los traumas,

penetró en la estancia

e iluminó dos vidas.

 

Olvidó el suicidio;

del fino

y ovalado rostro, los dolores huyeron todos.

Tornó a ver de frente y de soslayo, a caminar

de vuelta la noche de las calles;

pudo, otra vez,

dormir tranquila,

estrujar con sus carnes

otra carne

y con el fuego a flor de piel

¡volvió a vivir la comunión más íntima!

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