LA CANCIÓN DE LA ODALISCA
2ª parte
POR: TEODORO COUTTOLENC
(In Memoriam)
Nobles soles, nobles lunas, el equilibrio perfecto
que el hombre desarticula solo, en su mundo pequeño
que con pisadas de anhelo sus dignidades recobra
sin lujuriantes cencerros, más sí con sedantes hojas…
Blanco cielo, blanco espacio: viene corriendo la playa
espuma de mar sin olas. El lavatorio de pies
del que fue crucificado.
Olas grandes, grandes olas,
Descrucifiquen al Cristo, vuelvan al bien sus caminos
que al resplandor de la noche se quebrarán sus pisadas
-A hurtadillas las repongo con botas de siete varas-
No es que se acerque la muerte; nos acercamos a ella;
olvidamos simples reglas como conducta de vida,
desdeñamos la conciencia infalible único juez
cuyo veredicto pesa.
Se escucha ya la sonata de tu vívida sonrisa:
con aroma a limón tierno me rodó desde tu espalda
una canción de odalisca…