POR: TEODORO COUTTOLENC
El texto breve, bellísimo, ilumina su numen intempestivamente. Corre, brinca, y sus angustiados ojos buscan auxilio: «Papel y lápiz!» implora desesperado… Cuando al fin se los dan, el cuento corto se ha esfumado.
Comparte este artículo....
Relacionado