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EDICTO

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

Por razones de índole moral y respeto a las normas vigentes acerca de la desnudez, se prohíbe terminantemente salir a la calle en estado de tristeza.

Ningún ciudadano está obligado a ver llorar a los demás. El dolor es como una mancha de aceite en el alma y todo ser humano que se respete a sí mismo no podría salir a la luz pública con el traje grasoso.

Si amanece usted agobiado por alguna pena, váyase al campo, métase en su soledad y ahí, gima, grite, rasgue sus vestiduras. Ya será cuestión exclusiva de los árboles y los pájaros, que constitucional mente, permitan el libre tránsito de ruidos molestos.

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