VIBRABA EL ALBA
POR JOSÉ MUÑOZ COTA
(In Memoriam)
VIBRABA el alba, platanar maduro
y llegaba el lucero zapoteca
como montado en potro más oscuro.
Las flores de tu enagua, si bailabas,
fluían del bordado, te quemaban
en un auto de fe como si ardiera
tu satanismo de piñón y cera.
Oceánica Juchiteca:
retornas de tu éxodo de estatuas.
Se advierte en tus atmósferas la sensitiva
alquimia de la primera edad,
cuando la piedra,
una piedra sin párpados, sin tuétano,
pario su soledad.
Tú eres su soledad, su soledad más bíblica.
y eres el tuétano de la estatua viva.