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UN ÁRBOL DERRIBADO

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

 

La luz se detiene a verlo:

un árbol derribado.

Su hercúleo cuerpo exánime.

El polvo arrodillado,

y el viento

cantando sus plegarias.

 

Algo en el paisaje se mutila,

se derrumba, se muere.

¿Qué parece?

Parece una viruta de montaña

confundida con la hierba y el polvo.

Tal vez es una nube envejecida,

herrumbrosa,

postrada de cansancio.

 

Puedo seguir diciendo más palabras,

en busca de la imagen que no encuentro.

Yace el árbol, yace.

Debiéramos enterrarlo con ceremonia unciosa,

antes que lo profane

el zigzag de un relámpago.

 

Esta enana metáfora no alcanzó su muerte,

y el árbol yace a mitad del camino,

triste, solo, tristemente solo.

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