TORTUGAS LIBERADAS
POR: TEODORO COUTTOLENC
(In Memoriam)
Desconsoladas, con la salobre nausea que a las almas inunda
en sus instantes de agobio, eran tan mustias
cómo es pálida la luna cuándo corcovea
-de la noche en el silencio-, entre nubes y luceros.
eran sombrías como la tarde al iniciar su agonía…
se arrastraban tímidas, con sosegado temple,
en aras de preservar su especie, cómo sin prisa,
imprimiendo estrías en la arena, avanzan sobre la playa
para atrapar las olas.
¡Vida! ¡Vida! extrañas son tus ataduras…
profundas como el mar, inmensas como el azul del cielo
en las mañanas remotas con qué sueñan
los cientos de pequeñas tortugas amparadas por manos amorosas
que la sueltan en las playas; por las manos callosas
qué al nacer las ayudan y sus redes anudan
en las fosas de otras aguas; y las palpan y las lavan
por la tarde o por la noche y temerosas las liberan
las acercan, las empujan a la bella inmensidad de su ciclo universal.
Tenían, sin embargo, la reciedumbre del sol
cuando despereza sus madrugadas…
sangrientos pelícanos y malvados San Martín
qué con su picoteo, en las aguas certeros pescan
a las tortuguillas de la temporada; gringo infame
que a flashazos de su cámara las maltrata;
noche negra qué me impide ver las alcanzar indemnes
la comba de la marejada…