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TEMPERAMENTO Y CARÁCTER

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

Es verdad aceptada que cada niño nace con un temperamento. Hay variedad de temperamentos. Diversidad de “humores”, como decían los antiguos.

El temperamento orienta una tendencia general: se es colérico, melancólico, contemplativo… hay suma de predisposiciones que varían indefinidamente.

La educación -dice el Dr. Pittaluga- obra sobre el temperamento con miras a conducirlo hacia el predominio de un carácter.

El carácter sería, por lo mismo, el temperamento ya educado; pero esta definición simplista ofrece múltiples dudas. A saber: una de dos, la educación respeta el temperamento original y, entonces, lo único que hace es pulirlo, limarle asperezas en cuanto a lo negativo y subrayar cualidades y posibilidades, por lo que atañe a lo positivo. Lo terrible           -que es lo frecuente- sería empeñarse en MODIFICAR EL TEMPERAMENTO INDIVIDUAL Y SUBSTITUIRLO POR OTRO MEDIANTE LA EDUCACIÓN PARA FABRICAR CARACTERES A IMAGEN Y SEMEJANZA DEL PROFESOR.

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