SONATA PARA MÉXICO
Por: Teodoro Couttolenc
Compatriota Mexicano:
Aún seguimos hollando las raíces
que nunca protegieron
conquistadores ni invasores.
Todo es distinto hoy:
hacen befa del bridón
exhausto y silenciaron
los patrióticos cañones.
La guerra nos cambiaron
modernizando las armas:
nos fusilaron
con balas de Rock y nos colgaron
con sogas de whiskey; llenaron
de impurezas nuestras aguas
para filtrarlas y embotellarlas
¡negocio de negocios! y todavía
les sonreímos nuestras ansias…
Con fuegos fatuos, nuestros ojos opacaron
para que sólo añoremos la esperanza
porque ya ni ella nos queda;
escapó desde la revolución en el incierto
caballo de Emiliano en Chinameca;
cabalgó lejos, con los dorados
de Villa, cuando irrumpió en Columbus;
huyó cuando el traidor Huerta,
mató a balazos
al revolucionario Madero
y cortó la lengua
al transparente mártir Belisario.
Demandó el cuchillo de Cuauhtémoc
para acopiar y trozar la primavera
con la facilidad de un buche de agua;
anheló integrar entre sus manos
el tul de las históricas enaguas
incendiarias que nos inculquen el valor de la Adelita,
la sonora voz de Valentina
y el tenaz frenesí de la Marieta;
para llegar a bailar al altiplano,
despreciar la Gran Silla Embrujada
con la diáfana mirada de Zapata,
para adorar de la Conesa
el fino aroma, su danza y su silueta.
Mejor bájale a tus tacos, mexicano.
Ponte a trabajar así, como ya estamos.
Supera tu marasmo
y no hagas caso a anarquistas ni a villanos
a quienes no dolió sacrificar
en sesenta y ocho las púberes trincheras.
Trabaja sin olvidar la filosofía ancestral
donde aún resuenan los cantos
de Netzahualcóyotl, Rey Poeta,
y pervive la voz de Cuauhtémoc derrotado,
pero siempre imperativo y altanero,
preguntar con dolor y valentía
si es de rosas su torturante lecho.
Idealiza de nuevo al Iztaccíhuatl, mexicano;
allí engrandece su perpetuo vuelo
el águila real de los aztecas,
con la visión misma de Axayácatl,
con el antiguo orgullo de Popoca,
y la abrasadora fe de don Benito;
renueva tu fe-ilusión en la Coatlicue
con su doble pasión de madre y reina:
terrible paridora de hijos-dioses
y del Tepeyac Niña Morena.
Sólo así comprenderás
la humildad sencilla de tu gente;
sólo así entenderás la reciedumbre,
la dignidad y la grandeza de tu raza…