POLVO PENSANTE Y ETERNO.
Por: Teodoro Couttolenc
Que la vida me ha vencido…
¡nunca! Pero yo confieso
Que sí me martirizó,49
Que me amputó cuanto quiso;
Sobrados golpes me dio
Y también me ha derribado;
Pero jamás me domó.
Envejecido y deshecho,
Pleno en lacras y dolencias,
En el último reducto,
Al resquicio del aliento,
Desde el confín de mi mundo
Gritaré y exigiré
De la vida su respeto.
Por la ira, hasta mis ojos
Tal vez lágrimas asomen;
Más, de mi último despojo,
Retadores como el tiempo
Clamarán cuerpo y espíritu:
“Somos chispa del altísimo:
Polvo pensante y eterno”.