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¿PARA QUIEN SE ESCRIBE?

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA (✟)

(In Memoriam)

Escribo para ti, lector que has tenido el infortunio de encontrar estas letras.

No se hace literatura para que la aprecien los entendidos, los intelectuales, los literatos.

Todos usan anteojos especiales y con ellos no pueden sino leerse a sí mismos.

No está mal. Este juicio, tiernamente cristiano, lo estremece a uno, imagino que con idéntica emoción come la que experimento Moisés cuando, Jehová de los ejércitos, le entregó su palabra cincelada en piedra.

No se puede aspirar a que ellos tengan un tiempo de sobra y cerrando a sus clásicos, pasen los ojos por los garabatos que dibujan las manos de los no iniciados en la cofradía.

Hacen bien en cerrar las puertas. El claustro, el misterio y la complicidad los engrandece y los aureola; cada quien con su aureola recortada, a la medida.

Realmente, con el mejor de los pretextos, uno escribe porque tiene ganas de hacerlo, de modo que algunos huyen del tiempo superfluo, haciendo con la baraja “solitarios”.

Problema de relojes.

De los placeres solitarios -dale y dale- es el más mortificante. Acomodar una palabra junto a otra y otra es menos ocurrente que colocar soldaditos de plomo, como cuando mandábamos nuestros ejércitos invencibles.

El escritor es varón sádico. Goza clavando el cuerpo de las palabras en la árida hoja de papel.

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