NO PUDE HACER QUE ME AMARAS
Por: Teodoro Couttolenc
Robaste luz a mis sueños
sin que nada me dijeras
y sin saborear siquiera
mis miradas a tu cuerpo.
Como estrellas, he contado
en el cielo tus palabras
y no logré que me amaras,
Potranca de mis Luciérnagas.
“¡Ay, “los Jardines dormidos”!
Si tan sólo hubieras visto
las mil faces de este amor
te habrías enamorado
si no de mi, de aquel tiempo,
hubieras así enraizado
en las cuevas del silencio
y habrías abandonado
tus deseos en otro son
para llegar más ardiente
con esa sed solitaria
que sólo sacia, salobre,
el agua de la gran pasión.
Entonces morirían los sueños.
La vetusta realidad
es que comes los espacios.
Algún día yo me iré
por las rendijas del cielo
y te quedarás muy sola
con sonrisas aparentes,
con la frente envejecida
dispuesta para seguirme
de esta vida lo más lejos…
¡Dilapidamos los años
y perdimos las urgencias
que nos fue sorbiendo el tiempo.
¡Ay, “los Jardines Floridos”!
¿Cómo lograr que mis noches
se mezclen con tus desvelos?
Iré a robarte en las sombras
caricias que ya no tengo,
a asaltar tus madrugadas
para que te muerda toda
y te salpiquen mis besos.
Imponme tu pensamiento
para que me diga cosas
que siempre iré repitiendo.
Resolvamos ese instante
toda la vida que he dado
y aquella que tú perdiste
¡Potranca de mis ensueños!