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LO QUE ES LA IMAGINACIÓN.

POR: TEODORO COUTTOLENC MOLINA

Con el mundo vestido de rosa por quince alipuses entre pecho y espalda, no era antinatural que creyera ver en la cima de un cerro lejano dos búfalos a punto de enfrascarse en terrible lucha.

Sentado como estaba en la silla de un balneario, frente a la mesa con botellas, mi alma de poeta enriqueció la escena que en realidad era de dos solitarios árboles sobre la planicie de un cerro pelón en el horizonte.

Lo espirituoso interno me embebió en la idea. El universo explotó en poderoso rayo y escuché retumbar los cascos de los animales. Caí al suelo. Sentí miles de golpes en el cuerpo. Se humedeció mi pecho, mi espalda.

-“Estoy herido –grité-. Me pisotearon las bestias”.

Nadie respondió. Me desvanecí. Desperté empapado por la lluvia, en el cuarto del hotel, me ofrecieron un ron, que desprecié acuñando la frase que me ha hecho famoso en la historia de las juventudes anodinas: “LAS BEBIDAS ESPIRITUOSAS, NADA TIENEN DE ESPIRITUALES”.

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