LA PROGENIE DEL ESPÍRITU
POR: TEODORO COUTTOLENC
Yo te orillaré a amarme. Yo.
Usar podría las más de mil argucias
Que la vida me enseñó,
para dominarte.
Jamás te obligaría. Pero… podría orillarte.
Yo podría. Convocaría tu corazón
con mi amor exacerbado.
Sé que así entrarían en sintonía
el mío con el tuyo.
Y te orillaría. Te llevaría de la mano.
También elevar al máximo
mis anhelos por tu cuerpo.
Así, por simple empatía, llamaría
tus fibras corticales a vibrar con el mismo ritmo
que el fuego de mi deseo.
Clamaría la avidez de mi más íntima
necesidad de ti para aspirarte toda,
ofrendarte ante mi ara
y llenarme de ti hasta lograr saciarme.
Profundizaría mi ensueño y -allí tú presente-,
y impregnaría mi magnetismo en tus células vitales,
te envolvería con mi ser astral
y allá, en tu cuerpo sutil,
depositaría el germen de mi amor
para crear ¡oh, sublime ilusión!
La progenie del espíritu.