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LA PEDAGOGÍA DE LA OBEDIENCIA

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

La pedagogía que descansa en el principio de autoridad magisterial, presupone, de manera irreductible, la educación en función de la obediencia del alumno.

El auge de los estudios en el campo del psicoanálisis y de la psicología contemporánea, nos ha explicado suficientemente el alcance de la represión en los niños y sus manifestaciones posteriores, en función del abuso de autoridad y de la imposición de la obediencia.

Llamaríamos a esto -sin hipérbole- una mutilación de la personalidad infantil.

El mejor niño, para estos casos, es el niño obediente. Obedecer es la condición indispensable, la que exige la educación, la buena educación impuesta por el profesor en la escuela, por las autoridades civiles en la calle, por los padres en el hogar; así, de este modo, el niño, en virtud de esta formidable mutilación colectiva, se va transformando en uno de esos deliciosos muñecos que usan a discreción los ventrílocuos en las ferias o en los teatros, capaces de repetir por boca propia lo que les dice su amo y dueño.

Deformado el espíritu del niño, desde la infancia, a causa de la obediencia, no llega a la profesión de hombre libre, sino a condición de hombre esclavo con ilusiones de libertad política cuando, en realidad -¡triste realidad!- lo que está sufriendo es un tremendo miedo a la libertad, el miedo a la libertad de que nos ha hablado, en otro libro el mismo maestro Erich Fromm

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