LA NIÑA Y EL MAR
POR: TEODORO COUTTOLENC
I
Era una alegre niña como de cuento de hadas,
como esas princesas felices de la piel sonrosada
Tenía los ojos grandes, la sonrisa sin igual,
más prefería ser triste aunque adoraba jugar…
Solía soñar y soñar porque pensaba en el mar
el mar se recreaba en ella y la solía extrañar
pues Marizolé no iba al mar, nunca, a jugar.
II
En qué pensará la niña que ya intenta dibujar
su sonrisa sola y triste como sonrisa de adiós…
Desde lejos la miré cuando contemplaba el mar.
No tenían lágrimas sus ojos y en su alma no había dolor.
Mas triste era la sonrisa con nostalgia de un adiós…