EL RETORNO DE LAS GARZAS
POR: TEODORO COUTTOLENC
Desde Los Cabos hasta La Chontalpa
desplegaban sus escuálidas figuras.
Blanqueaban las verdes campiñas,
los anchurosos lagos,
los cristalinos ríos
enalteciendo el cielo
de nuestra vasta patria.
Las mirábamos en los campos
detrás de vacunos y de bestias
apurar garrapatas,
gusanos o yerbas.
Desde los ochentas del siglo veinte
no habíamos visto las garzas
en las arboladas vegas
ni en las montañas,
donde muslos y patas alargaban
en rígida línea con pico y con cuello
para tender el vuelo.
Hoy, pedazos de plástica inmundicia
pretenden confundirse con aquellas;
y nada hacen autoridades
ni hacemos los civiles
porque vuelvan a poblar nuestras riveras,
habitar nuestros acantilados.
Comienzan a asomar:
unas cuantas
a estirar empiezan
sus zancudas patas
y sus largos cuellos.
Los montes redimen sus verdes
y con la velocidad
que natura sus cosas resuelve
están ya remontando los cerros
y planeando las playas.
Así como renuevan su anhelo
para superar la sordidez de las eras,
empobrecido en sus viandas,
limitado en su bolsillo,
igual que siempre lo hizo,
aunque tenga agotada la esperanza,
por encima de intrigas millonarias
de cualquier color o signo,
México realizará su milagroso
Retorno de las Garzas.