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EL LUGAR DEL ETERNO SIEMPRE

POR: TEODORO COUTTOLEN MOLINA

Todos ven el cielo que se abre sorpresivamente, mostrando un camino iluminado y pleno de paz.

-“¡Puaf! Esa es tranquilidad de vals viejo -grita la mujer mientras soba sus caderas y sus senos. “Cada quien piensa el sendero aquel, como es su propio interior.  El factor común y que en todos está presente es que allí parece no haber mañana pero tampoco ayer; es el lugar del eterno Siempre.

La mujer insiste: “En tal lugar tampoco existe el hoy ni el aquí. Nadie tiene conciencia de su cuerpo ni de sus posibilidades de goce, en el momento en que debiera disfrutar con todos sus sentidos el mayor éxtasis.

Ella pretende huir e intenta esconderse, condición humana al fin, va debajo de la cama. Encuentra allí un demonio que la ve indiferente para luego sonreír, volverle la espalda y alejarse, lo cual la tranquiliza.  La sonrisa se transforma en carcajada en tanto la cola roja, enorme, se extiende para abarcarla y arrastrarla consigo.

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