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EL HUMILDE DIARIO QUEHACER

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA (✟)

(In Memoriam)

Comienza con el día el trabajo. El más duro, es salir del sueño en donde permanecimos enredados por horas.

Eso de fabricar sueños es el oficio más engañoso. No siempre sale bien la obra; le sobran o le faltan piezas; es nebulosa o demasiado clara.

Hubo época en que pretendí injertar sueños en los ojos de una mujer. Fue al revés: los sueños de ella me aprisionaban como hace la enredadera.

Ahora respeto la propiedad privada de los sueños de otros ojos. Cada quién sus ojos y cada quién sus sueños, sabios o disparatados, pero libres.

Es desagradable el imperialismo de Sigmund Freud tratando de poner una marca a los sueños, como si cada uno, en calidad de soplón, denunciara los hechos torcidos de la primera edad. Sueños con alma policiaca.

Ya en la vorágine de la existencia casera, rutinaria, artesanal, el individuo no hace nada extraordinario. Se adhiere como estampilla de correos al expediente de sus labores obligadas. Las comete sin parar mientes en lo que hace. Es el anticipo del robot: el robot perfecto. Por eso los robots electrónicos jamás serán tan eficientes como el hombre, programado para no hacer nada que trascienda y nada que resulte chocante por original. Lo mismo. Copiar lo mismo aunque los modelos estén deteriorados por el uso.

La burocracia es el destino perfecto. El burócrata es el artista que no puede, o no quiere, crear. Hace. Hace que hace, Hasta que suena el reloj, toma su sombrero y se lleva la música a otra parte;por ejemplo, al cielo.

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