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ANTIDESCARTES

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

No sé si estoy dentro o fuera del crepúsculo; si permanezco como astilla de su deslumbramiento o como espectador que no vive, sino ve vivir el alboroto de su derrota.

Quien vive no puede enjuiciar al caballero de la muerte o a la bruja de la melancolía que concibió Durero.

La razón -viéndole bien sus espinas- siembra con piedritas el camino natural.

No es posible, razonablemente, ser hombre libre; la razón condiciona los actos, es enemiga de lo espontáneo.

El crepúsculo es un encuentro de la luz con la sombra.

El crepúsculo en relación con los quehaceres del hombre, constituye una impertinencia. El cielo titubea entre ser y no ser.

Es verdad que la luz retorna a pintar las paredes que no pudo llevarse el crepúsculo: pero ya no es lo mismo.

Las sombras se insubordinan y salen de los rincones con aire belicoso.

El crepúsculo es un puente luminoso entre el ser y el dejar de ser.

El crepúsculo es el fin.

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