A UNA NUBE NOCTURNA
POR: TEODORO COUTTOLENC
En el cristal del vientre, sin alas
la paloma violó la claridad,
luego remontó la nada
y trasnochó libertad.
La luna en fondo de fuego
-retintín de tema cursi-,
pasea la comba del cielo,
brinca, irradia, tiembla, otea,
despliega casa de luz
-profeta de guerra y hambre-,
dora y da crespón de sangre
al marco inmerso en azul.
II
De nubes a contraluz,
de oscuridad y de viento,
con sucia entraña de hiel
y con presencia de tiempo
-tiempo sin luna y sin miel-,
frente a la enorme y redonda
caja de luz se arisca la paloma,
los colores de la noche salta y juega:
ya se acerca, ya se aleja
con eterno y presentido temor para la reja,
el dogal que hace libres los humanos por parejas.
Cuando quiso tornar al ovoide blanco de luz fría
sacudióla en rachas la libertad, que la esparció.
Como el fuego de artificio que se pierde y esfuma
la paloma deshízose en estrías su orgullosa cresta se quebró
y sus patas sin fuerza se aferraron a la luna
cuya casa de luz ni se inmutó…